Arte asquenazí
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"Asquenaz" (o Ashkenaz—אשכנז) es el nombre hebreo de Alemania.[2] El arte asquenazí fue desarrollado por las comunidades judías del centro y este europeo desde el Medioevo hasta el siglo XX.[3]
Tuvo lugar principalmente en Alemania,[4] norte y este de Francia,[5] norte de Italia, Bohemia y Moravia, Austria, Hungría, Polonia, Ucrania, Rusia y los países bálticos.[6]
En la esfera del arte judío, el arte asquenazí presenta puntos de convergencia con el arte sefardí, dado que ambos desarrollaron singulares tipologías sinagogales y objetos provistos de características estéticas que a menudo trascienden las meras funciones rituales o litúrgicas del judaísmo. Con todo, las manifestaciones artísticas en cuestión presentan ciertas peculiaridades propias de cada grupo y responden a la tradición, el rito y la liturgia de cada uno de ellos. La caligrafía hebrea sefardí, por ejemplo, posee caracteres redondeados que son bien distintos a aquellos que tienden a ser casi cuadrados en el arte asquenazí; y mientras que los motivos islámicos e hispanos no son ajenos al arte sefardí, el arte asquenazí presenta otros que provienen de las culturas germánicas y eslavas.
En el arte asquenazí, la mayoría de las piezas que responden a este principio datan del período comprendido entre el siglo XI y el siglo XVIII.[7] Aunque a menudo confinado al gueto, el arte asquenazí presenta una asombrosa cantidad de afinidades estilísticas con aquellas que tipifican el arte románico, gótico, renacentista, barroco, rococó y demás desarrollados en el continente europeo.[8]
Con la emancipación de los judíos a partir del siglo XIX, el arte refleja los efectos de la Haskalá,[9] la progresiva integración de los judíos en las sociedades europeas y las tensiones que emanan del conflicto entre tradición y modernización en un contexto europeo en plena transformación y que de rural en buena parte tendió a volverse cada vez más industrializado.[10] Los grandes cambios sociopolíticos del siglo XIX también se hicieron sentir en el arte askenazí.[11] Ya a partir del siglo XIX, más especialmente durante el siglo XX, el aspecto colectivo dará cada vez más lugar a la personalidad propia de cada artista.[12]