Energía en el Reino Unido
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El uso de Energía en el Reino Unido se situó en 1.651 (142,0 millones de Tonelada equivalente de petróleo) en TWh 2019[1]. En 2014, el Reino Unido tuvo un consumo de energía Per cápita de 34,82 MWh ( 3,00 toneladas equivalentes de petróleo) en comparación con una media mundial de 2010 de 21,54 MWh (1,85 toneladas equivalentes de petróleo).[2] La demanda de electricidad en 2014 fue de 34,42 Vatio de media.[2] (301,7 TWh a lo largo del año) procedentes de una generación total de electricidad de 335,0 TWh.[3]
Los sucesivos gobiernos del Reino Unido han esbozado numerosos compromisos para reducir las emisiones de dióxido de carbono. Uno de ellos fue el Plan de Transición a la Baja Emisión de Carbono, lanzado por el ministerio de Brown en julio de 2009, cuyo objetivo era generar un 30% de electricidad a partir de fuentes renovables, y un 40% a partir de combustibles de bajo contenido en carbono bajos para el 2020. Cabe destacar que el Reino Unido es uno de los mejores lugares de Europa para la energía eólica, y la producción de este tipo de energía es la que más crece.[4][5] La energía eólica aportó casi el 21% de la generación de electricidad del Reino Unido en 2019.[6] En 2019, el suministro de la red del sector eléctrico del Reino Unido procedió en un 43% de energía de origen fósil (casi toda de gas natural), en un 48,5% de energía de carbono cero (incluyendo un 16,8% de energía nuclear y un 26,5% de energía eólica, solar e hidroeléctrica) y en un 8% de importaciones.[7]
Los compromisos de los gobiernos para reducir las emisiones se producen en un contexto de crisis económica en toda Europa.[8] Durante la crisis financiera Europea,el consumo de electricidad en Europa se redujo un 5%, y la producción primaria también sufrió un notable descenso. El déficit comercial de Gran Bretaña se redujo en un 8% debido a los importantes recortes en las importaciones de energía.[9] Entre 2007 y 2015, la demanda eléctrica máxima del Reino Unido cayó de 61,5 GW a 52,7 GW.[10][11]
La Política de energía de gobierno de Reino Unido pretende desempeñar un papel fundamental en la limitación de las emisiones gases de invernadero, al tiempo que satisface la demanda de energía. La disponibilidad cambiante de los recursos y el desarrollo de las tecnologías también modifican la mezcla de energía del país mediante cambios en los costes y el consumo. En 2018, el Reino Unido ocupó el sexto lugar del mundo en el Índice de Rendimiento Medioambiental, que mide la eficacia de la política medioambiental de un país.[12]