Fuero de Logroño
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El Fuero de Logroño es la Carta Puebla concedida por el rey Alfonso VI de León a Logroño en el año 1095 por consejo del conde García Ordóñez a instancias de Ximeno Fortunión, Señor de Cameros. Es el segundo de los grandes fueros otorgados a municipios riojanos tras el fuero de Nájera (1076) otorgado por Alfonso VI en el momento de su incorporación a Castilla. Este fuero constituyó una de las familias de fueros cuya extensión abarcó las actuales comunidades de La Rioja, Navarra, País Vasco, Cantabria y Burgos. Otras familias forales propagadas por los reinos peninsulares hispánicos derivan del fuero de Sepúlveda (1076), el fuero de Jaca (1076-1077), fuero de Sahagún (1080) o el fuero de Medinaceli (finales del siglo XII).[1]
Fuero de Logroño | ||
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Carta puebla | ||
Historia | ||
Entrada en vigor | c. 1095 | |
Legislación derogada | ||
Sirvió de base para su concesión a otras villas como Castro Urdiales (1163), Laguardia (1164) y San Vicente de la Sonsierra (1172),[lower-alpha 1][2] Bermeo, Bilbao, Ermua, Laredo (1200),[lower-alpha 2] Miranda de Ebro, Plencia, o Valmaseda.
El fuero de Logroño forma parte de los llamados fueros francos que realizaban atractivas ofertas buscando atraer población.[3][4]