Juan VII Paleólogo
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Juan VII Paleólogo (en griego: Ἰωάννης Παλαιολόγος, romanizado: Iōánnēs Palaiológos; 1370-22 de septiembre de 1408) fue emperador bizantino durante cinco meses en 1390, del 14 de abril al 17 de septiembre. Un puñado de fuentes sugiere que Juan VII usó a veces el nombre Andrónico (en griego: Ἀνδρόνικος), posiblemente para honrar la memoria de su padre, Andrónico IV Paleólogo.
Juan VII Paleólogo | ||
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Retrato de Juan VII (de un códice siglo XV que contiene una copia del Epitomé historion de Juan Zonaras). | ||
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Emperador bizantino | ||
14 de abril de 1390-septiembre de 1390 | ||
Predecesor | Juan V Paleólogo | |
Sucesor | Juan V Paleólogo | |
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Información personal | ||
Nombre en griego | Ιωάννης Ζ' Παλαιολόγος | |
Nacimiento |
1370 Constantinopla, (Imperio romano de Oriente) | |
Fallecimiento |
22 de septiembre de 1408jul. Salónica (Imperio bizantino) | |
Familia | ||
Familia | Dinastía Paleólogo | |
Padres |
Andrónico IV Paleólogo Keratsa de Bulgaria | |
Cónyuge | Irene Gattilusio | |
Hijos | Andrónico V Paleólogo | |
Información profesional | ||
Ocupación | Regente | |
Área | Gobierno y política | |
Andrónico IV era el primogénito del emperador Juan V Paleólogo y, por tanto, había sido el heredero al trono. Después de una rebelión fallida en 1373, Andrónico IV fue encarcelado y parcialmente ciego, posiblemente el mismo castigo se llevó a cabo sobre Juan VII, que entonces solo tenía tres años. Andrónico IV escapó en 1376 y tomó con éxito Constantinopla, gobernando como emperador hasta 1379. Juan VII sirvió como coemperador durante este tiempo, posiblemente siendo nombrado en 1377. Aunque depuesto en 1379 por su hermano Manuel II Paleólogo y su padre Juan V, Andrónico IV nunca renunció a sus pretensiones. Para evitar más conflictos, se acordó en 1381 que Andrónico IV sucedería a Juan V, convirtiendo a Juan VII en el segundo en la línea de sucesión al trono.
Tras la muerte de Andrónico IV en 1385, Juan VII heredó sus pretensiones. A pesar del acuerdo anterior, Juan V consideraba a Manuel II como el sucesor predilecto. Juan VII se rebeló contra Juan V y se apoderó con éxito de Constantinopla en 1390. Después de solo cinco meses, Manuel logró deponer a su sobrino con la ayuda de los otomanos y los caballeros hospitalarios. A la muerte de Juan V en 1391, Manuel II lo sucedió como emperador. Aun poseyendo una poderosa red de aliados, Juan VII nunca renunció a su pretensión de ser el emperador legítimo, y la tensa relación entre él y su tío acercó al imperio a una guerra civil varias veces. Aunque solo fueron honrados de manera limitada por Manuel, se hicieron varios acuerdos con respecto al estado y la línea de sucesión entre los dos para evitar conflictos, certificando que Juan VII seguía siendo coemperador y debía suceder a Manuel a su muerte.
En 1394, el sultán otomano Bayezid I sitió Constantinopla. Manuel II abandonó la ciudad en 1399 para viajar por Europa Occidental en busca de ayuda militar, y encomendó a Juan VII servir como regente en Constantinopla, supervisando su defensa. A pesar de las acusaciones de conspirar con los otomanos, Juan VII mantuvo la ciudad lealmente durante toda la duración del viaje de tres años y medio de Manuel, negándose a entregarla a Bayezid I. La amenaza a Constantinopla terminó con la derrota de Bayezid contra los timúridas en la batalla de Ankara en 1402. A raíz de esta batalla, Juan VII negoció un tratado favorable con uno de los hijos de Bayezid I, Süleyman Çelebi, que aseguró que la importante ciudad de Tesalónica, perdida ante los otomanos en 1387 debido a las acciones de Manuel II, fue devuelta al control imperial. A pesar del leal servicio de Juan VII, Manuel lo despidió en desgracia una vez que regresó en 1403, y los dos volvieron a ser enemigos. Esta disputa resultó ser breve, ya que se reconciliaron unos meses después y se llegó a un nuevo acuerdo, en el que se le permitió a Juan VII tomar posesión de Tesalónica y se le reconoció con el título imperial completo. Desde 1403 hasta su muerte en 1408, Juan VII gobernó en Tesalónica como "Emperador de Toda Tesalia", con su propia corte imperial separada. Los tesalonicenses lo consideraban un gobernante capaz, y su trabajo con los asuntos de la iglesia local y la mejora de las estructuras defensivas de la ciudad le valieron un recuerdo positivo.