Teatro español de la segunda mitad del siglo XX
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El Teatro español de la segunda mitad del siglo XX engloba varios fenómenos de la dramaturgia nacional con identidad propia; en orden cronológico: el teatro de posguerra, el teatro independiente (casi contemporáneo del teatro experimental), y el teatro de la Transición. Evolucionó desde las angustias existenciales a las inquietudes sociales, y durante casi cuarenta años tuvo como implacable rival a la censura.[1] Uno de los logros importantes del periodo fue poner en escena con dignidad las propuestas más ambiciosas de los dramaturgos más señalados de los cincuenta años anteriores: García Lorca y Valle-Inclán.[2] Entre los mayores hándicaps, el teatro tuvo que superar, sin conseguirlo, la competencia creciente del cine y la teatralidad superior de espectáculos como los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 o la Exposición Universal de Sevilla (1992).[3]