Rebelión irlandesa de 1641
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La rebelión irlandesa de 1641 comenzó como un intento de golpe de Estado por la aristocracia católica que poblaba la isla de Irlanda, pero se convirtió en un conjunto de actos de violencia entre los nativos del país y los colonos procedentes de Inglaterra y de Escocia, dando lugar al comienzo del conflicto conocido como las guerras Confederadas. Estalló en la noche del 23 de octubre de 1641 tras una sucesión de situaciones de violencia y caos que continuaron durante varios meses, hasta que las clases terratenientes, junto al clero, formaron la Confederación católica en el verano de 1642.[1] Uno de los principales instigadores del movimiento por la supresión del gobierno inglés fue Phelim O'Neill, noble que al igual que otros terratenientes católicos se sentía amenazado por los colonizadores ingleses y escoceses, particularmente durante la administración de Thomas Wentworth, conde de Strafford, señor diputado de Irlanda desde 1633-40.[2]
Una vez organizada la resistencia, esta confederación se convirtió en el gobierno de facto en la mayoría de la isla, libre del control del Estado inglés, y vagamente alineada con el bando realista en las guerras de los Tres Reinos. El siguiente enfrentamiento continuó hasta 1650, cuando el «Nuevo ejército modelo» de Oliver Cromwell derrotó de forma decisiva a los católicos y a los Realistas y reconquistó el país.[3]