Sector eléctrico en Argentina
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El sector eléctrico en Argentina constituye el tercer mercado eléctrico de América Latina, detrás de Brasil y México y el 31.º del mundo.[6] Su matriz depende en primer lugar de centrales accionadas por combustibles fósiles (63% en 2019), principalmente gas natural, y en segundo lugar de centrales hidroeléctricas (27% en 2019); el restante 10% corresponde a centrales atómicas y energías sustentables.[3] La matriz argentina se distingue de la matriz promedio latinoamericana por una menor proporción de energía hidroeléctrica, una mayor proporción de combustibles fósiles y la utilización de la energía nuclear sobre bases de desarrollo tecnológico propio.[7]
Argentina: Sector eléctrico | ||
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República Argentina | ||
Datos | ||
Cobertura eléctrica | 100% en 2016[1] (promedio total en ALyC en 2012: 88,1%) en Argentina, año 2003 94,7% | |
Continuidad del servicio | EDENOR: 1,99 cortes por usuario y por semestre; 4,78 horas de interrupción por usuario y por semestre. Datos hasta febrero de 2023[2]
EDESUR: 3,38 cortes por usuario y por semestre; 8,21 horas de interrupción por usuario y por semestre. Datos hasta febrero de 2023[2] | |
Capacidad instalada (2021) | 42.988 MW[3][4] | |
Porcentaje de energía fósil | 59%[3] | |
Porcentaje de energía renovable | 37%[3] (incluidas las grandes generadoras hidroeléctricas) | |
Porcentaje de energía nuclear | 4%[3] | |
Emisiones de GEI de la generación eléctrica (2017) | 368 MtCO2eq | |
Consumo medio de electricidad (2013) | 3.093 kWh per cápita[5] | |
Pérdidas en distribución (2005) | 13,6%; (promedio en ALyC en 2005: 13,6%) | |
Consumo residencial (% del total) | 29% | |
Consumo industrial (% del total) | 43% | |
Consumo comercial y público (% del total) | 26% | |
Tarifa residencial media (US$/kWh, 2004) | 0,0380; (promedio en ALyC en 2005: 0,115) | |
Tarifa industrial media (US$/kWh, 2006) | medio: 0,0386 (promedio en ALyC en 2005: 0,107) | |
Inversión anual en electricidad | n/d | |
Porcentaje del sector privado en la distribución | 75% | |
Suministro competitivo a grandes usuarios | Sí | |
Cantidad de proveedores del servicio | 3 principales: Edenor, Edesur, Edelap y 1 gran transportadora: Transener | |
Ley de energía renovable | Sí, Régimen de Fomento Nacional para el Uso de Fuentes Renovables de Energía Destinada a la Producción de Energía Eléctrica, regulado por las Ley 26.190, modificada por la Ley 27.191. | |
Operaciones MDL relativas al sector eléctrico | 3 proyectos MDL registrados; reducción anual de emisiones de CO2 en 673.650 tn | |
El sector eléctrico argentino fue completamente rediseñado en la década de 1990, siguiendo los principios de privatización y desregulación de los servicios públicos que estuvieron en boga en esa época.[8][9] Hasta ese momento el sector eléctrico argentino había operado con un diseño de integración de empresas tanto públicas, privadas y cooperativas.[10] El nuevo régimen dividió el sistema en tres subsectores horizontales independientes: generación, transporte y distribución.[10] Mientras el subsector de generación funciona bajo condiciones de libre competencia, los subsectores de transporte y distribución fueron organizados como servicios públicos que deben ser prestados por empresas privadas monopólicas.[10]
En la década de 1990 las empresas privadas, aprovecharon la alta disponibilidad de gas natural y el centrales termoeléctricas de ciclo combinado, para modificar considerablemente la matriz energética, aumentando el uso de combustibles fósiles (de 50% en 1990 a 63% en 2019), reduciendo el porcentaje de energía hidráulica (de 43% en 1990 a 27% en 2019) y de energía atómica (de 17% en 1991 a 4% en 2019).[11][12] El uso intensivo de gas natural y la política de reducción de las inversiones en exploración llevada adelante por las empresas privatizadas durante la década de 1990,[13] llevó al agotamiento de las reservas de gas en 2004, al encarecimiento del servicio eléctrico y a comenzar a importar gas.[14]
En 2011 la empresa de mayoría estatal YPF, descubrió el enorme potencial energético del yacimiento de Vaca Muerta, como una de las mayores reservas de gas y petróleo shale del mundo, abriendo la posibilidad de asegurar el autoabastecimiento del sistema, a medida que vaya aumentando la extracción.[15][16]
Desde 2009 el gobierno nacional lanzó el Programa Genren (Ley 26.190) que busca aumentar sustancialmente al aporte de las llamadas "energías renovables alternativas" (biomasa, solar, eólica, mini-hidroeléctricas, geotérmica, residuos, etc.), de bajo impacto ambiental, con el objetivo de cubrir el 8% del consumo en 2019 y el 20% en 2025.[12] Partiendo de un nivel cercano a 0% en 2009 este sector había aumentado al 5% diez años después, superando el aporte de la energía atómica.[11] En 2020, Argentina se convirtió en el 27º mayor productor de energía eólica del mundo, con 2,6 GW de potencia instalada.[17]
De acuerdo con algunos medios periodísticos y analistas del sector, el sistema se cartelizó progresivamente en el país. Hacia ia la segunda década del siglo XXI, tres grandes grupos económicos controlan la mitad de la demanda y de los usuarios.[18] Los tres principales grupos empresarios del sector son Pampa Energía, conducido por Marcelo Mindlin, el Grupo DESA, conducido por Rogelio Pagano y el Grupo Sadesa, cuyos principales accionistas son Carlos Miguens Bemberg, Nicolás Caputo, Guillermo Reca y la familia Escasany.[18][19]
El grupo económico del presidente Mauricio Macri (mandato 2015-2019) y su familia, ingresó durante su gobierno al negocio eléctrico y ha sido denunciado por beneficiar ilegalmente a las empresas del sector.[20] A 2020 Argentina cuenta con 102 nuevos proyectos, 19 ya se encuentran en operación comercial y 83 en plena construcción. En números: 3.7GW de Nueva potencia, 5.200 millones de dólares de inversión directa y 7300 nuevos empleos.
A partir de diciembre de 2015, en el inicio de su presidencia Mauricio Macri estableció un nuevo régimen tarifario, que modificó radicalmente el costo del servicio eléctrico para la población. En ese sentido, el gobierno consideró que el costo medio anual del MWh, era de 71 dólares en 2016.[21] El costo así determinado por el gobierno argentino, supera el precio mayorista de todos los países europeos para la misma época, con valores mínimos de entre 20-30 dólares y valores máximos entre 45-55 dólares.[22]