Badnjak
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El badnjak (cirílico serbio: бадњак, pronunciación serbia: [bǎdɲaːk]), también llamado veseljak (весељак, [ʋɛˈsɛ̌ʎaːk], literalmente «el que trae alegría» en serbio), es una rama de árbol o un árbol entero que es motivo central en las celebraciones navideñas serbias. Se coloca en un fuego en Nochebuena,[lower-alpha 1] y sus ramas son traídas más tarde a casa por los fieles. El árbol del que se corta el badnjak, preferiblemente un roble austriaco joven, recto y sin daños, se tala ceremoniosamente temprano en la mañana de Nochebuena. La tala, la preparación, la introducción y la puesta en el fuego, están rodeadas de elaborados rituales, con muchas variaciones regionales. La quema del tronco va acompañada de oraciones para que el año entrante traiga comida, felicidad, amor, suerte y riquezas. El leño se quema durante el día de Navidad, cuando el primer visitante lo golpea con un atizador o una rama para hacer volar chispas, mientras desea que la felicidad y la prosperidad de la familia sean tan abundantes como las chispas. Como la mayoría de los serbios de hoy en día viven en pueblos y ciudades, el badnjak suele representarse simbólicamente con un racimo de ramas de roble con hojas marrones adheridas, con el que se decora la casa en Nochebuena.
Desde principios del siglo XX, la tradición serbia del badnjak también se ha celebrado más públicamente. Antes de la Primera Guerra Mundial, los soldados del Reino de Serbia desarrollaron la costumbre de poner un badnjak en el fuego de sus cuarteles. En el siguiente Reino de Yugoslavia, la ceremonia militar de badnjak se elaboró más y se estandarizó en los reglamentos del servicio militar, pero la tradición terminó con el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Desde principios de los años 1990, la Iglesia Ortodoxa Serbia, junto con las comunidades locales, ha organizado celebraciones públicas en Nochebuena en las que el badnjak desempeña un papel central. Los feligreses cortan festivamente el árbol para usarlo como badnjak y lo llevan a su iglesia, donde es consagrado por un sacerdote antes de ser colocado ceremonialmente en un foso de fuego en el patio de la iglesia.
El encendido festivo del badnjak conmemora el fuego que —según la tradición popular serbia— los pastores de Belén construyeron en la cueva donde nació Jesús, para calentar al Niño Jesús y a su madre durante la noche. También puede verse como un símbolo de la cruz en la que Cristo fue crucificado, el calor de su fuego simboliza la salvación que, en la creencia cristiana, la crucifixión de Jesús hizo posible para la humanidad. Los eruditos consideran la tradición como heredada de la antigua religión eslava. Ellos interpretan el badnjak como una encarnación del espíritu de la vegetación, y como una divinidad que muere quemándose para renacer, a quien se le ofrecen sacrificios y oraciones por la fertilidad de los campos, la salud y la felicidad de la familia. La quema simbolizaba el sol, asegurando el poder vitalizador del sol en el año siguiente. Otros pueblos eslavos meridionales tienen tradiciones similares, y la costumbre de que una familia traiga un tronco a la casa y lo queme en Nochebuena también se ha registrado en otras partes de Europa.