Controversia del tiomersal
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La controversia del tiomersal describe las afirmaciones que las vacunas que contienen el conservante tiomersal contribuyen al desarrollo de autismo y otros trastornos del desarrollo neurológico.[1] El consenso científico actual es que no existe evidencia científica convincente que apoye estas afirmaciones,[2][3] y un artículo de 2011 describe la conexión de la vacuna y el autismo como "el fraude médico más dañino de los últimos 100 años".[4]
El tiomersal es un organomercurio utilizado como conservante en vacunas desde la década de 1930 para evitar la contaminación por bacterias y hongos.[5] El timerosal se metaboliza en el cuerpo produciendo etilmercurio, que es rápidamente eliminado y no presenta toxicidad a las dosis presente en las vacunas.[6] En 1999, tras un examen obligatorio de los alimentos y medicamentos que contienen mercurio, los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) y la American Academy of Pediatrics (AAP) estadounidenses solicitaron a los fabricantes eliminar el tiomersal de las vacunas lo antes posible como medida puramente cautelar y fue eliminado rápidamente de la mayoría de las vacunas estadounidenses y europeos.[7][8] En el contexto del aumento percibido de las tasas de autismo y el aumento del número de vacunas en el calendario de vacunación infantil, algunos padres creen que la eliminación del tiomersal era una indicación de que el conservante causaba autismo.[7]
El impacto potencial de tiomersal en el autismo ha sido ampliamente investigado. Múltiples líneas de evidencia científica ha demostrado que el tiomersal y su metabolito el etilmercurio no causan autismo. Por ejemplo, los síntomas clínicos del envenenamiento por mercurio difieren significativamente de los del autismo.[9] Además, varios estudios de población han encontrado ninguna asociación entre el timerosal y el autismo y las tasas de autismo han seguido aumentando a pesar de la eliminación del tiomersal de las vacunas.[3] En consecuencia, los principales organismos científicos y médicos, tales como el Institute of Medicine[2] y la Organización Mundial de la Salud (OMS),[10] así como agencias gubernamentales como la Food and Drug Administration[5] (FDA) y el CDC[11] rechazan cualquier papel del tiomersal en el autismo u otros trastornos del neurodesarrollo. A pesar del consenso de la comunidad científica, algunos padres y grupos de interés continúan afirmando que el tiomersal está vinculado al autismo.[12]
Esta controversia ha causado múltiples daños debido a que los padres intentan tratar a sus hijos autistas con tratamientos no probados y posiblemente peligrosos, desalienta a los padres a vacunar a sus hijos debido a los temores sobre la toxicidad del tiomersal[13] y desvía recursos de investigación en las áreas más prometedoras para la causa del autismo.[14] Miles de demandas han sido presentadas en los EE. UU. para demandar por daños a la supuesta toxicidad de las vacunas, incluidas las que supuestamente causada por tiomersal.[12] Los tribunales estadounidenses han fallado en contra de varios casos representativos sobre el tiomersal,[15] lo que sugiere que es improbable que casos futuros tengan éxito.[16]
Fuera de los Estados Unidos, las preocupaciones sobre el tiomersal no habían obtenido ninguna popularidad significativa para 2009.[17]