Historia de la controversia sobre la raza y la inteligencia
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La historia de la controversia sobre la raza y la inteligencia se refiere al desarrollo histórico de un debate sobre las posibles explicaciones de las diferencias de grupo encontradas en el estudio de la raza y la inteligencia. Desde el comienzo de las pruebas de coeficiente intelectual en la época de la Primera Guerra Mundial, se han observado diferencias entre los puntajes promedio de diferentes grupos de población, y ha habido debates sobre si esto se debe principalmente a factores ambientales y culturales, o principalmente a algún factor genético aún no descubierto, o si tal dicotomía entre factores ambientales y genéticos es el marco apropiado del debate. Hoy en día, el consenso científico es que la genética no explica las diferencias en el rendimiento de las pruebas de CI entre grupos raciales.[1][2]
A finales del siglo XIX y principios del XX, se asumió que las diferencias de inteligencia entre grupos eran de naturaleza racial.[3] Además de las pruebas de inteligencia, la investigación se basó en mediciones como el tamaño del cerebro o los tiempos de reacción. A mediados de la década de 1940, la mayoría de los psicólogos habían adoptado la opinión de que predominaban los factores ambientales y culturales. A mediados de la década de 1960, el físico William Shockley provocó controversia al afirmar que podría haber razones genéticas por las que las personas negras en los Estados Unidos tendían a obtener puntajes más bajos en las pruebas de CI que las personas blancas. En 1969, el psicólogo educativo Arthur Jensen publicó un largo artículo con la sugerencia de que la educación compensatoria podría haber fracasado hasta esa fecha debido a diferencias genéticas de grupo. Un debate similar entre académicos siguió a la publicación en 1994 de The Bell Curve de Richard Herrnstein y Charles Murray. Su libro provocó un renovado debate sobre el tema y la publicación de varios libros interdisciplinarios sobre el tema. Un informe de 1995 de la Asociación Estadounidense de Psicología respondió a la controversia y no encontró una explicación concluyente para las diferencias observadas entre los puntajes de CI promedio de los grupos raciales. Un trabajo más reciente de James Flynn, William Dickens y Richard Nisbett ha destacado la brecha cada vez menor entre los grupos raciales en el rendimiento de las pruebas de CI, junto con otras pruebas que corroboran que los factores ambientales más que genéticos son la causa de estas diferencias.[4][5]