Historia geológica del oxígeno
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Antes de que la fotosíntesis evolucionara, la atmósfera terrestre no poseía oxígeno libre (O
2).[2] Los organismos procariotas fotosintéticos que producen O
2 como producto de desecho vivieron mucho antes de que el oxígeno libre comenzara a aumentar en la atmósfera,[3] tal vez en épocas tan tempranas como hace 3,5 mil millones de años. El oxígeno que producían pudo haber sido rápidamente removido de la atmósfera por la unión química a minerales reducidos, el más notable de los cuales pudo haber sido el hierro. Esta "oxidación en masa" condujo a la deposición de óxido de hierro en el lecho oceánico, produciendo formaciones de hierro bandeado. El oxígeno empezó a persistir en la atmósfera en pequeñas cantidades aproximadamente 50 millones de años antes del comienzo del Gran Evento de Oxidación.[4] Esta oxigenación en masa de la atmósfera desembocó en un rápido aumento del oxígeno libre.
A las tasas actuales de producción primaria, la concentración actual de oxígeno podría haber sido alcanzada por los organismos fotosintéticos en aproximadamente 2 000 años.[5] En ausencia de plantas, la tasa de producción de oxígeno por fotosíntesis fue menor en el precámbrico, y las concentraciones de O
2 fueron menores al 10% de la actual y probablemente fluctuaban en gran medida; el oxígeno puede incluso haber desaparecido de la atmósfera hace aproximadamente 1,9 mil millones de años.[6] Estas fluctuaciones en la concentración de oxígeno tuvieron poco efecto directo sobre la vida,[cita requerida] siendo que las extinciones en masa no se observaron hasta la aparición de las formas de vida más complejas, hacia el comienzo del período cámbrico,538,8 millones de años.[7] La presencia de O
2 brindó nuevas oportunidades a la vida. El metabolismo aeróbico es más eficiente produciendo energía que las vías anaeróbicas, y la presencia de oxígeno indudablemente crearon nuevas posibilidades para que la vida explorara.[8] : 214, 586 [9] Desde el comienzo del período Cámbrico, las concentraciones atmosféricas de oxígeno han fluctuado entre el 15% y el 35% del volumen total atmosférico.[10] El máximo del 35% se alcanzó hacia el final del período Carbonífero (hace unos 300 millones de años), un pico que podría haber contribuido al gran tamaño de los insectos y anfibios de esos tiempos.[9]
Aunque las actividades humanas, tales como la quema de combustibles fósiles, afectan los niveles relativos de dióxido de carbono, su efecto sobre las concentraciones de oxígeno, mucho mayores, es menos significativo.[11]