Homologaciones de automóviles de carreras
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Las homologaciones de automóviles de carreras son una serie de regulaciones para automóviles de carrera para su adaptación en competiciones automovilísticas, generalmente rally y circuitos. Son reguladas por la FIA desde su introducción en la década de los 60’ y siguen vigentes en la actualidad.
Para que un automóvil pueda participar en una competición, ya bien sea internacional, nacional o regional, que se rige bajo las normativas de la federación internacional, debe estar homologado con alguna de estas normativas. Los encargados para tal proceso son las marcas fabricantes de coches, que además son en mayor medida las primeras interesadas en que sus modelos sean homologados, no solo para competir, sino también por razones de marketing.
La razón de que un auto tenga que pasar un proceso de homologación, y principalmente la obligación de la comercialización de un mínimo de unidades, se hace para evitar que las competiciones sean protagonizadas por coches que nada se parecen a los modelos de serie, como así sucede en otras categorías, por ejemplo las competiciones de monoplazas y en su mayor vertiente la Fórmula 1.
Cuando un automóvil pierde la ficha de homologación, es decir, se convierte en un vehículo histórico, ya no puede formar parte de una competición y solamente se puede utilizar en competiciones de históricos.[1]