Los proverbios flamencos
cuadro de Pieter Brueghel el Viejo / De Wikipedia, la enciclopedia encyclopedia
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Los proverbios flamencos (en neerlandés, Nederlandse Spreekwoorden) es una obra del pintor Pieter Brueghel el Viejo. Es un óleo sobre tabla de roble, pintado en el año 1559.[1] Mide 117 cm de alto y 163 cm de ancho. Se exhibe actualmente en la Gemäldegalerie de Berlín, Alemania.
Los proverbios flamencos (Nederlandse Spreekwoorden) | ||
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Año | 1551 y 1559 | |
Autor | Pieter Brueghel el Viejo | |
Técnica | Óleo sobre madera | |
Estilo | Renacimiento | |
Tamaño | 117 cm × 163 cm | |
Localización | Gemäldegalerie de Berlín, Berlín, Alemania Alemania | |
Otros nombres con los que es conocida esta obra son La capa azul y El mundo del revés. Representa una tierra habitada con representaciones literales de proverbios flamencos de la época. La pintura rebosa de referencias y aún pueden identificarse la mayor parte de ellas; mientras muchos de los proverbios han sido olvidados o nunca se tradujeron a otros idiomas, algunos aún se usan. Los proverbios eran populares en tiempo de Brueghel: se publicaron una serie de colecciones, incluida una famosa obra de Erasmo. Frans Hogenberg produjo un grabado que ilustraba unos 40 proverbios alrededor de 1558, y el propio Brueghel había pintado una colección de Doce proverbios en tablas individuales en 1558, así como El pez grande se come al chico en 1556, pero se cree que Los proverbios flamencos es la primera pintura a gran escala sobre el tema. François Rabelais representó una tierra de proverbios en su novela Gargantúa y Pantagruel poco después, en 1564.
Las pinturas de Brueghel tratan los temas de lo absurdo, las debilidades y las locuras humanas, en lo que sigue la tradición de El Bosco,[2] y esta pintura no es una excepción. Originalmente se tituló La capa azul o la locura del mundo, lo que indica que no pretendía tan sólo representar una colección de proverbios, sino más bien hacer un estudio de la estupidez humana. Muchas de las personas representadas muestran los característicos rasgos en blanco que Brueghel usaba para representar a los tontos. Con gran maestría, Brueghel trata hasta el detalle más nimio.[2]
Su hijo, Pieter Brueghel el Joven, se especializó en hacer copias de la obra de su padre, y pintó hasta veinte copias de Los proverbios flamencos.
Consigue una gran unidad, a pesar de los múltiples detalles, gracias a su unidad de composición, en torno a una diagonal que, desde la parte inferior izquierda, va hacia la parte superior derecha.[2]