Reavivamiento de la Calle Azusa
Reuniones de avivamiento pentecostal que tuvieron lugar en Los Ángeles, California / De Wikipedia, la enciclopedia encyclopedia
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El Avivamiento de la Calle Azusa fue una serie histórica de reuniones de avivamiento pentecostal que tuvieron lugar en Los Ángeles, California.[1] Fue dirigido por William J. Seymour, un predicador afroamericano. El avivamiento comenzó el 9 de abril de 1906 y continuó hasta aproximadamente 1915.
En la noche del 9 de abril de 1906, Seymour y siete hombres estaban esperando a Dios en Bonnie Brae Street, "cuando de repente, como alcanzados por un rayo, fueron derribados de sus sillas al suelo", y los otros siete los hombres comenzaron a hablar en lenguas y a gritar en voz alta alabando a Dios. La noticia se difundió rápidamente; la ciudad se conmovió; se reunieron multitudes; los servicios se trasladaron al exterior para dar cabida a la multitud que llegaba de todas partes; la gente caía al acercarse, y lo atribuían a Dios; la gente era bautizada en el Espíritu Santo y se decía que los enfermos eran sanados.[2]
El testimonio de quienes asistieron al Avivamiento de la Calle Azusa fue "Soy salvo, santificado y lleno del Espíritu Santo" en referencia a las tres obras de gracia de los Pentecostales de Santidad, la rama original del pentecostalismo.[3] Para dar cabida aún más a la multitud, se aseguró un viejo edificio de dos pisos en ruinas en 312 Azusa Street en la sección industrial de la ciudad. Este edificio, construido originalmente para una Iglesia Episcopal Metodista Africana (AME), se había utilizado más recientemente como establo de librea, edificio de almacenamiento y casa de vecinos. En esta humilde misión de la calle Azusa se produjo un avivamiento continuo que duró tres años y se hizo conocido en todo el mundo. Stanley H. Frodsham, en su libro With Signs Following, cita la descripción de la escena de un testigo ocular: El avivamiento se caracterizó por experiencias espirituales acompañadas de testimonios de milagros de sanidad física, servicios de adoración y hablar en lenguas.[4] Los participantes fueron criticados por algunos medios de comunicación seculares y teólogos cristianos por comportamientos considerados escandalosos y poco ortodoxos, especialmente en aquel momento. Hoy en día, los historiadores consideran que el avivamiento es el principal catalizador de la expansión del pentecostalismo en el siglo XX.